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La nueva guerra del gas: Amenaza economía de Bolivia

  • Foto del escritor: Nesly Ponce
    Nesly Ponce
  • 24 nov 2017
  • 2 Min. de lectura

Gracias a sus bajos costos de producción, el gas boliviano ha sido tradicionalmente de los más competitivos. Pero ahora se enfrenta a un rival potente y ambicioso.

La revolución del "fracking", la técnica de fractura hidráulica de la roca que permitió a Estados Unidos incrementar exponencialmente su producción, hizo que la potencia norteamericana pasara en apenas 15 años de ser un país importador a ser el primer exportador mundial.

Y esta semana, mientras los representantes de los países del Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG) se reunían en la ciudad boliviana de Santa Cruz con el objetivo declarado de elevar los precios, Estados Unidos mantenía su ritmo exportador, estimado por su Administración de Información Energética en siete millones de litros mensuales.

Es casi un 28% más de lo que produce Rusia, su inmediato perseguidor en el ranking global del gas.

Tal volumen de oferta tira a la baja de los precios y supone un peligro potencial para la economía boliviana.

Bolivia, como Venezuela, el otro estado latinoamericano integrante del FPEG, busca que el gas recupere su cotización en los mercados globales. Como la del petróleo, su caída es una rémora para los países que dependen de la exportación de estas materias primas.

Según le dijo a BBC Mundo Mauro Chávez, analista de la consultoría energética Wood Mackenzie, "Bolivia tiene que ser capaz de establecer buenos precios si quiere seguir compitiendo".

El boom de la producción estadounidense alteró radicalmente las condiciones del mercado.

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, con su promesa de compensar el desequilibrio en la balanza comercial, ha redoblado el ímpetu comercializador estadounidense.

Y también la presión sobre sus competidores bolivianos en el tema del gas.

"Estados Unidos tiene unos enormes recursos por explotar y necesita nuevos clientes. La Administración Trump está haciendo todo lo que puede para que el mundo se fije en su oferta", explicó Alex Munton, que se dedica al seguimiento del sector gasístico estadounidense para Wood Mackenzie.

El desafío para YPFB, la compañía energética estatal de Bolivia, tiene dos fechas marcadas en rojo en el calendario.

2019, cuando vence el contrato firmado con Petrobras para el abastecimiento del vasto mercado brasileño, y 2026, cuando sucederá lo mismo con Argentina.


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